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31/05/14

El "berretín" de las cosas idas... "El carpintero" 2ª parte

 

En este nuevo encuentro, continuamos hablando de un viejo oficio, que desde tiempos remotos se lo conoció como "el carpintero"

 

 

Y fueron aquellos inmigantes los que arribaron a la Estación Arroyo Seco, trayendo "su oficio" como única fortuna y "el trabajo" como meta. Abrigaban en su pecho "el amor a la familia"; y en sus manos, "una valija cargada de ilusiones".

Es que, "venian a hacer la América"... tal vez no la hicieron, pero trabajaron duro, dejando de dicha manera, huellas indelebles, para alumbrarnos así el camino fecundo de la vida.

Al investigar sobre esta actividad, quedamos gratamente sorprendidos por la relevancia de los datos históricos e inéditos, que han ido surgiendo, a través de la colaboración de quienes de alguna manera, se encuentran familiarizados o identificados con este
tema, y que amablemente aportaron sus conocimientos y relatos a nuestra columna.

Eso posibilitó hablar de algunos de ellos, que habitaron y trabajaron en nuestro Pueblo,
aún antes de su fundación.

Y cuando al comenzar, decíamos que el Carpintero es uno de los oficios más antiguos, recordamos también; que el Padre de Jesús fue Carpintero, lo que constituye una señal inequívoca y divina de este trabajo aún vigente en nuestros días...






ALBINO DE GIÁCOMO, inmigrante italiano, de la región de la Basilicata, viaja a nuestro país, siendo muy joven; a principos de 1890, radicándose en Rosario.

Su primer empleo, sería como conductor en la empresa de tranvías a caballo. Años más tarde, ingresa a ocupar un puesto en una "Fábrica de Colchones".

Este nuevo trabajo, hoy casi desaparecido, cuyo oficio y tareas afines fue aprendiendo; le permitiría a don Albino, iniciar un emprendimiento con un futuro cierto. Decide entonces, con los conocimientos logrados, comenzar a visitar zonas donde se requerían de ellos.

En aquellos tiempos, la gran inmigración había poblado de colonos las zonas rurales . Estos, necesitaban, dada la distancia existente de los centros urbanos, ser abastecidos de mercancías y otros menesteres. Era muy frecuente la visita en sulkys y carros, a chacras o estancias y demás explotaciones agrícolas y ganaderas; de vendedores y personas que ofrecían sus servicios. El colchonero fue uno de ellos...

El colchonero llegaba a la mañana temprano y era bien atendido por el campesino, quién le hacía servir el desayuno y luego al mediodía, el almuerzo. La tarea consistía en desarmar el colchón, y comenzar a pasar la lana por la escardadora. La escardadora era una máquina que deshacía la lana endurecida y comprimida que se había sacado del colchón, dejándola de tal forma que éste volviera a ser acolchado. Una vez finalizado el trabajo se procedía a introducir la lana, cosiendo el cotín y dándole las terminaciones.

Los viajes, desde Rosario a estas zonas con el sulky, van relacionando a Don Albino con gente de campo, sobre todo de Arroyo Seco, y otros pueblos vecinos.

Habiendo contraído matrimonio en Rosario, decide entonces radicarse en Pueblo Aguirre en 1905. Abre un pequeño negocio en calle San Martín en proximidades de donde hoy se encuentra el Banco de Santa Fé. Haciendo una composición de tiempo y lugar, imaginemos por un momento las calles de tierra y las pocas edificaciones, que a principios de siglo había en el pueblo.

Ya instalado en Arroyo Seco, se dedica a fabricar un tipo de colchón económico, que estaba al alcance de los inmigrantes que con exiguos recursos descendían en la Estación Arroyo Seco.

Más adelante, se traslada a calle Belgrano (enfrente a la Plaza 9 de Julio) y en 1910 instala la Mueblería y Colchonería en Monte Flores 153 (Hoy Mitre) .

En tiempos de esquila, adquirida la lana; se llevaba a lavar al río, con un carro que conducía Juan Estévez; y que era el medio de transporte de ese entonces. El agua del río, por su pureza; hoy tan lejana; dejaba la lana en condiciones óptimas para su uso; no así, el agua que se utilizaba en el pueblo. De regreso, la lana se ponía a secar al sol.

La Mueblería, era provista por los trabajos que adquiría a través de un convenio con los carpinteros; Caporaso y Carena. Anexa más tarde el negocio de Bazar. De igual forma continúa conservando el viejo oficio de vender y reparar colchones.

Entre los que contaba como colaboradores, se recuerda a Miguel Logrippo, Plácido Smacchia Florencio Fattore, y otros, quienes continuaron también con este oficio, tan particular.

En el período 1912 y 1913, Albino De Giácomo, fue presidente de la Comisión de Fomento de Pueblo Aguirre. (Est. Arroyo Seco).

Al cerrar Caporaso y Carena la Carpintería, promediando la década del 30, sus hijos, sucesores de don Albino De Giácomo, construyen detrás del local comercial, un galpón destinado a Carpintería y Salón de Lustre. Se fabricaban todo tipo de Muebles, en todos los estilos y estaba mayormente afectado a abastecer a la Mueblería de los pedidos de sus clientes.

Se recuerda del personal que trabajó , entre otros a los hermanos Grassi, Antonio Carlini, Honorio Deheza, Julio Candella, Vicente Romanazzi, Eusebio Lastorta, Miguelito Minelli, Juan Dellazizza y Augusto Galigani. En el lustrado de los Muebles a Adolfo Carlini, Víctor Zingoni, Carlitos Giuliani y Nicolás Bozzutto (Berna). 

El 11 de Setiembre de 1967 el tornado que causó graves destrozos en la población, destruyó totalmente el galpón de la Carpintería. A partir de allí deciden cerrarla. La mayor parte del personal fue abriendo sus propios talleres.






AQUELLA CARPINTERÍA

Una de las cosas que hicieron a la vida de Arroyo Seco, es aquella Carpintería que funcionaba en la vieja casa del Sr. Cabulla, en la calle Monte Flores Nº 123 (hoy Mitre) frente a la Plaza 9 de Julio. Existió entre los años 1922 y 1932 aproximadamente.

El taller de carpintería estaba instalado en el salón del frente, a continuación le seguía un galpón techado en zinc que estaba destinado al depósito de maderas.  Contenía una gran cantidad de tablones separados en sus distintas especies.

Abundaban el pino blanco y "spruce", además el cedro paraguayo y otras variedades de finísima calidad. La carpintería pertenecía a don Juan Caporasso y a don Luis Carena, artesanos de relevantes aptitudes, cuyas vidas fueron aportes de honestidad y trabajo
para su pueblo. Eran socios en esa carpintería y se dedicaban a fabricar muebles de comedor y dormitorio, con destino a surtir por convenio comercial al negocio de Don Albino De Giácomo.

Don Juan Caporasso, italiano de origen, en sus ratos de ocio, daba rienda suelta a sus inclinaciones musicales ejecutando la flauta dulce. Lo hacía muy bien; su predilección era ejecutar música italiana, especialmente aquellas de tinte romántico. Era un poco recordar el terruño que le vio nacer y que algun día soñaba volver a ver. Es que allá estaban sus raíces, sus padres, sus hermanos y esos recuerdos lo ponían nostálgico.

Pero un día lo logró. Pudo ir a Italia, estuvo casi tres meses y luego retornó. Fumador empedernido, guardaba las marquillas de sus "Pour la Noblezze".

Cuando consiguió reunir la cantidad necesaria, intervino en el concurso de la firma tabacalera que los fabricaba y ganó como premio un viaje a Italia con pasajes de ida y vuelta, más una media pensión por el tiempo que duraba el viaje.

Así viajó con el "ConteVerde" y pudo volver a ver a sus familiares, en especial a su madre que poco tiempo después falleció. 
Muchos años trabajó con Luis Carena. Al promediar la década del treinta se independizó. Con sus ahorros compró una casa en
calle en San Martín al 935 y allí instaló su carpintería que recién liquidó pocos años antes de su muerte.

Su socio Luis Carena, trabajó un tiempo solo. Tenía una estampa varonil que por su prestancia, le permitiía gozar de la estima de más de una niña de aquel entonces. Diversificaba su vida de trabajador con la de artista de tanta pieza teatral se estrenaba en Arroyo Seco. En mi trabajo de lustrador de muebles, me entusiasmaba escuchar a Carena, cantar tangos de moda de aquellos tiempos. Y con buena voz y dicción entonaba canzonetas napolitanas.

Su carpintería era el lugar de reunión de la bohemia de Arroyo Seco. El teatro, el fútbol, el cine, el café "Bar Rojo" y en menor grado el trabajo eran los temas que por su importancia, allí se debatían.

Los recuerdo a todos en su mayoría. Asistían a las tertulias; Antonio Labianca, "Ñato" Buonacore, Gustavo De Giácomo, "Rola" Dolce, Cayetano y Antonio Chiaramonte, Patricio Ortega, Alfredo Discépola y tantos otros que se perdieron en el olvido. Al disolverse la sociedad con Caporasso, Carena se fue a trabajar y más tarde también se fue a vivir a Rosario. El tiempo pasó y el olvido lo fue cubriendo todo.


* Este material fue publicado originalmente en TEMAS & NEGOCIOS .


Agradecimientos:

Roberto De Giácomo, Tito Olivé, Augusto Galigani, Juan Dellazizza, Rogelio Abrigo y José Vitelli.


Material Consultado: Material de Archivo


 

 

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